Duró un año entero, durante el cual la razón de la gente también se veía perturbada y a veces se exaltaba de modo enfermizo.
"Muchos se encontraban en la calle con extraños personajes, en parte deformes, que los acompañaban, de suerte que podían entablar una verdadera conversación con ellos. En estas conversaciones, que a veces anotaban al regresar, se enteraban de cosas, en particular de la muerte de otros, que el destino corroboraba después. Otros veían a esos personajes entrar en las casas de conocidos suyos y estrangular o apuñalar allí a quienes el destino hubiera decidido exerminar" (Niceforo)
En la Crónica Universal de Teófanes se lee el siguiente realto sobre la peste:
"Aquel mismo año murieron muchos víctimas de la peste, que se inició en Sicilia y Calabria y se propagó como un incendio durante toda la indicción I4 a Momembasia, Grecia, y las islas aledañas. Fue un castigo admonitorio contra el impío Constantino y calmó por un tiempo su idea contra la iglesia sagrada y los venerables peregrinos, aunque él mismo no se enmendó, como otrora el faraón. Una peste bubónica asoló la capital del Imperio en la indiccción I5.
En los mantos de la gente y en las vestimentas sagradas y velos (cortinajes) empezaron a aparecer de pronto, sin que pudiera verse de qué manera, muchas coronitas pequeñas, como pintadas al óleo. Este fenómeno causó gran confusión y una honda consternación entre los habitantes. Una locura enviada por Dios se apoderó no sólo de la gente en la ciudad, sino también en los alrededores, y la fue exterminando de forma inmisericorde. Muchos tenían visiones y en sus éxtasis creían entrar en contacto con personajes extraños y gigantescos que, según les parecía, los hablaban como viejos conocidos y conversaban con ellos. A veces anotaban sus palabras y se las contaban luego unos a otros. También los veían entrar en sus casas y matar a una parte de los que vivían en ellas, y a otros los herían con la espada. La mayor parte de lo que contaban ocurría tal y como lo habían visto. En la primavera de la indicción I la peste atacó con más virulencia, y en verano fue tan devastadora que familias enteras se extinguieron y era imposible encontrar sepultureros.
En medio de esa enorme desgracia decidieron hacer lo sgte: ataban cuatro cestos a la silla de montar de las cabalgaduras y sobre ellos ponían tablas en los que sacaban a ls uertos, que tb. eran apilados en carros. Como los cementerio dentro y fuera de la ciudad, asi como lo pozos y las cisternas secas, estaban repletas de cadáveres, no sólo se excavaron la mayoría de los viñedos, sino que también los jardines del interior de la ciudad se utilizaron para sepultar a los muertos. Pero eso no fue suficiente. Mientras que cada casa era asolada de semejante modo por la desgracia porque los gobernantes habían destruido de forma impía las imágenes sagradas, la flota de los árabes zarpó inesperadamente de Alejandría rumbo a Chipre, donde estaba anclada la flota bizantina" (Iconoclast9ia e invasión de los árabes en Bizancio. El siglo VIII, de la crónica universal de Teófanes)"
Fuente: Libro de los muertos, Elias Canetti