Al comienzo de Blancanieves se presenta a una reina cosiendo junto a una ventana con marco de ébano durante una noche de nieve. LA reina se pincha un dedo, y el contraste de su sangre con la nieve le parece tan hermoso que le hace desear una hija "tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan morena como la madera". Poco después queda encinta... En algún nivel de su conciencia, la niña que escucha este cuento asimila la idea de que un poco de sangre -en la menstruación y, más tarde, con la rotura del himen- es necesaria para engendrar niños, incluida ella misma.
También La Bella Durmiente es una fábula menstrual. Las trece hadas que asisten al bautizo de la princesa corresponden a las fases del calendario lunar. LA maldición que se le impone, suavizada por una de las hadas buenas, simboliza el hecho de que, al llegar a la pubertad, derramará sangre y tendrá que soportar un período de inactividad (sexual) hasta ser "despertada" por su futuro esposo.
El cuento Caperucita y el Lobo, advierte contra los machos depredadores y peligrosos que acudirán atraidos por la madurez sexual recién adquirida (simbolizada por el color rojo).
Fuente: Sexo y Espíritu, de Clifford Bishop
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