sábado, 2 de septiembre de 2017

Cuando has muerto...


...debes despedirte.

Observarás, impotente, que son muchos los que sienten (tu pérdida), pero que a ti ya no te sienten, por más esfuerzos que haces por hacerte sentir.

En la realidad eres tú, el muerto, el que ya no puede sentir, pues te faltan los sentidos físicos. Por eso tus familiares y amigos son en realidad los únicos que sienten con sus sentidos físicos aún operativos.

Y sueles, impotente, agachar la cabeza y llorar, sin ya conducto lacrimal.

Debes decir adios y recordar que los que se quedan no lo pasaran mejor.

Debes alargar el camino que te separa de tus seres queridos y de tus pertenencias materiales, incluido tu propio cuerpo físico.

Debes irte a otro lugar. Aguantar el tipo y andar, con la cabeza alta para poder ver la luz que te guiará hacia tu nuevo destino.

Y estate tranquilo porque, si es menester, regresarás.



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