Cuenta una leyenda que los sabios de la antigüedad, conocedores de que el mundo estaba a punto de entrar en una época de barbarie, se reunieron para buscar el mejor modo de transmitir sus conocimientos a las generaciones futuras, de manera que pudieran salvarse del desconocimiento y la ambición de los hombres. Uno de los sabios más respetados por su avanzada edad y sus muchos conocimientos propuso transcribir por escrito cuando sabían y ocultarlo a la espera de que alguien lo descubriera en el futuro. Después de debatirlo durante largo tiempo, el consejo de sabios llegó a la conclusión de que sus descendientes podían muy bien no descubrir jamás los escritos y que, en caso de que los encontraran, tampoco era seguro que supieran descifrarlos o que no los destruyeran. Así que desestimaron la propuesta. Otro de los presentes propuso esculpir su sabiduría en una roca, creando monumentos alrededor de todo el planeta. Los del consejo convinieron en que si bien la roca era más duradera, tanto la ambición como la ignorancia podían apoderarse del conocimiento y hacer mal uso de él, o los monumentos podían ser derribados. Así estuvieron largo tiempo debatiendo, sin lograr ponerse de acuerdo. ¿Cómo podrían conseguir su propósito?
Al fin, cuando ya todos habían dado su opinión, el más joven y menos sabio de todos ellos pidió permiso para hablar: "Hay algo que los hombres no destruirán jamás y que muy bien podría servir a nuestro propósito". Aunque el consejo no pensaba que el menor de entre todos hubiera encontrado la solución, la situación era lo suficientemente desesperada como para que accediera a que hablase, así que le escucharon. El joven prosiguió: "El hombre, en su ambición e ignorancia, no renunciará jamás al juego. Éste forma parte de su naturaleza y, si además cree que puede sacarle algún beneficio, es lógico pensar que lo mantendrá generación tras generación. Cifremos en los juegos toda nuestra sabiduría para que incluso los niños la perpetúen y, mientras que el ignorante o el ambicioso sólo verá en ellos un modo de matar el tiempo o de enriquecerse, el buscador de la verdad podrá descubrir tras su inocente apariencia la salvación". Al concluir, toda la asamblea en pleno estuvo de acuerdo en que aquel joven había encontrado la solución y le reconocieron como uno de los sabios más grandes de su época. Y así fue como se inventaron los juegos.
El Tarot es uno de esos juegos donde está cifrada la sabiduría de los antiguos... Tan sólo los buscadores de la verdad han profundizado en su significado, descubriendo que es un maravilloso instrumento de sabiduría.
Fuente: El juego de la vida. Una novela sobre el Tarot y sus misterios.
Robin Book
(D 72411))
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